La calidad, eficiencia, innovación, entre otros, son conceptos que frecuentemente se usan como parte de las descripciones de la misión, visión y política de organizaciones (empresas de particulares e instituciones públicas); y hay quienes se atreven a destacarlo públicamente como su eslogan.
Sin embargo, cuando se analiza el comportamiento organizacional de la institución y / o empresa nos damos cuenta que no se ha logrado o simplemente no se ha entendido, no hay compromiso compartido, no hay interés ni existe motivación o bien se carece de cultura organizacional, o de las herramientas administrativas modernas para que se manifieste.
La excelencia administrativa se conquista mediante acciones constantes y diarias enfocada hacia la calidad de todos y de cada una de las áreas de la administración, desde luego, definitivamente esto se logra, educando, motivando y apoyando al personal, no haciendo uso de maltratos, amenazas o divisiones de grupos minoritarios preferidos.
En otros términos, el éxito se fundamenta en la cultura, en el compromiso, tradición, dignidad, lealtad de la gente debido a que la persona es importante, significativa, desempeña un rol importante dentro de la empresa.
De ahí ,la existencia, que para lograr la excelencia en la gestión, en el liderazgo efectivo, no solo se requiere de herramientas , como las finanzas, sistemas, planificación , estructura de la organización, sino de una buena dosis de aptitud para manejar adecuadamente los diversos recursos con los que se cuenta; en otros términos, los dones con los que se nace, intuición, habilidad para dirigir y tratar a la gente, carisma y la energía personal positiva, capacidad de inspirar y dar entusiasmo; esa es la dosis de arte que encierra la gerencia, construyéndose de esta manera, la técnica y lo humano en dos elementos indisolubles para lograr el éxito que se aspira.
Recuerde que la alta dirección implementa la excelencia en la organización tratando a la gente con confianza, tomando en cuenta el recurso humano como fuente de ideas, proporcionándole o bien dándole un entorno de trabajo adecuado, calidad de vida de los trabajadores , además de incentivándolos en al logro de sus objetivos, dando paso un ambiente de trabajo armonioso, un buen clima organizacional, optimizando la cercanía entre la empresa o institución y el cliente o usuario del servicio, en donde su opinión es muy significativa para las actividades de la organización.
Esto implica, entre otras cosas: aprovechar al capital humano con que ya se cuenta -personal con competencias acreditadas y experiencias forjadas en la organización y en instituciones educativas-. Si se menosprecia a este capital, se estará condenando al fracaso de la organización.
Definitivamente, la búsqueda de la excelencia nace de una real necesidad de cambio con el fin de mejorar y establecer estructuras flexibles de una actitud de cambio originada en el análisis de la situación actual de la organización y de la definición clara de ciertas metas, donde todas las partes que componen la organización deben tener disposición para el cambio sabiendo que es importante para la empresa y su entorno.
Thomas J. Peters y Robert H Waterman Jr, (In seach of excellence, 1982), comentan, que las empresas excelentes tienen una filosofía muy arraigada que dice "respetemos al individuo","Convirtamos a las personas en ganadoras" "permítanos que descuellen", "tratemos a las personas como adultos".
Por su parte, Thomas Watson (A business and its beliefs, 1990), destaca que para sobrevivir y alcanzar el éxito, una organización necesita una serie de creencias firmes sobre las cuales pueda basar toda su política y sus acciones; además, el factor más importante del éxito de una empresa o institución es el acatamiento fiel de estas creencias. Pero, que sean buenas creencias, bien fundamentadas, no simples frases para dar la apariencia de algo que no se tiene o cree realmente.
No hay que olvidar por último, que las empresas e instituciones excelentes se reorganizan constantemente, aprovechan mejor los grupos de trabajo, seleccionando a personas óptimas -no por simples recomendaciones en las que predominan intereses diferentes a los profesionales-, y contando con un liderazgo, carismático, proactivo, participativo, que no teme a los cambios, todo lo contrario, genera aquellos que le favorecen.
Fuente: www.camova.com